Qué importante es cuando una mujer tiene que atravesar cualquier crisis trabajar la confianza en una misma, en este momento de tanta vulnerabilidad.
Las crisis implican afrontar cambios de todo tipo. Muchas personas tienen que emprender incluso cambios a nivel profesional, sea porque necesitan mayores ingresos, o para la conciliación familiar, como fue mi caso.
En este punto os quiero compartir un fenómeno que padecemos bastantes mujeres y que se conoce como “síndrome de la impostora”. Consiste en decirse a una misma “no valgo suficiente” y creer que el lugar que se ocupa no es merecido. De alguna manera creemos que estamos engañando al mundo presentándonos como alguien mucho mejor de lo que realmente somos.
El síndrome de la impostora es uno de los mayores obstáculos que enfrenta una mujer para avanzar y desplegar su potencial. Es una creencia que debe ser revisada ya que, si siento que no valgo lo suficiente, no me atreveré a dar determinados pasos en mi vida personal o profesional, que son muy necesarios para superarme y crecer a lo largo de la separación o cualquier crisis.
La falta de confianza en una misma y el sentirnos ilegítimas para el éxito (signifique lo que signifique el éxito para cada una) nos genera miedo al juicio o a la crítica. Este temor nos puede llevar a retrasar y dejar las cosas para más adelante o, al revés, a sobrecargarnos de trabajo caer en un perfeccionismo extremo. Todo ello nos conduce a la frustración, al agotamiento y a una reducción del bienestar y la calidad de vida.
Dentro de un proceso de crisis, a la hora de tomar decisiones, el síndrome de la impostora nos puede hacer dudar continuamente de nosotras y de los pasos que debemos dar para brillar y ocupar nuestro espacio.
Otra de las trampas que nos tiende el síndrome de la impostora es hacernos creer que somos las únicas culpables de cualquier cosa que percibamos como un fracaso.
Me encuentro en la consulta a mujeres que, por el sólo hecho de plantearse o estar llevando a cabo criris de separación, sienten que han fracasado como mujeres y como madres.
Se sienten culpables de la ruptura o, si todavía no se han separado, se paralizan y no se atreven a dar determinados pasos que, en realidad, son por el bienestar de toda la familia. El miedo a los juicios y a las críticas de familiares, amigos o conocidos con respecto a la separación es puede ser insoportable si una mujer no se siente segura de ella misma.
Lo primero que hay que hacer para superar el síndrome de la impostora es nombrarlo y hablar de ello: no estás sola ante esta angustia y dolor. Al contrario, somo muchas las que lo padecemos o lo hemos padecido. Sentirnos acompañadas y nombrarlo es empezar a sanar a la impostora.
¿ Te sientes identificada?